Capítulo 28. Agradecido por tener lo que tengo.
Narrado por Daniel.
Almorzaba en la planta inferior, con mis padres y mi tío. Hablaban de cualquier cosa, pero yo no podía prestarles atención, sólo podía pensar en Dulce, en lo que me había enterado sobre su padre, mi tío y sus hermanos, y, sobre todo, pensaba en ese beso.
Debía de haberme vuelto loco para pensar en la posibilidad de volver a besarla.
Aquel paripé con mi tío no duró mucho, pues tenía prisa por marcharse a la ciudad, para llevar algunos papeles a su abogado, así que se marchó antes del postre, y yo lo agradecí bastante.