Narrado por Daniel.
Un ruido infernal me hizo salir de mi hermoso sueño, aquella mañana. Abrí los ojos, cabreado, agarré el teléfono de la mesilla de noche y lo descolgué de mala gana.
– La obligaron a hacerlo – me dijo una voz, al otro lado del teléfono, mientras yo intentaba asimilar aquella frase, que no había por dónde cogerla.
– ¿Qué? – pregunté, como un idiota.
– Soy José – se quejó.
– Ah, perdona tío, me acabo de despertar – me quejé, para luego quedarme callado, esperando que él hablase de nuevo.
– La obligaron a hacerlo &