Llegué ante el llamado de Yaro, el señor Francisco también llegó. Nos sentamos en donde nos pidió para poder hablar.
—Acabo de hablar con Rosa y me dijo que no vio a donde la llevaron, pero es una casa roja con bordes amarillos, muy bonita según sus palabras.
—Sí, eso lo ha dicho, que hay mucha vegetación y la carretera eran trochas.
—En efecto. Pero me dijo un dato donde podemos trabajar, el que nos dará la dirección exacta podría ser Yasar o Jabir también nos superan en eso. Ellos manejan las coordenadas con más precisión. Lo único certero es que desde el aeropuerto hasta la finca tardó cuarenta y siete minutos exactos.
—Se puede trabajar con esa información.
—¿Cómo pueden hacer eso? —intervino don Francisco.
—Se mide tiempo y kilómetros, se hace una regla de tres y luego del punto de salida que es el aeropuerto se demarca un radio y debemos buscar las fincas en esa circunferencia. Es tedioso.
—Los avances de la tecnología. —sonriamos.
—Señor Francisco. —habló Yaro—. Rosa escuchó