CAPITULO 104 Digo que entendí que te quiero, Sharon.
—El accidente que me obligó a parar, que me forzó a escuchar y apreciar a mi familia y que te trajo a mi vida fue el mayor revulsivo. Todo cambió cuando te conocí.
Sharon no pudo decir nada. Este Aidan intenso y directo, hablando con el corazón a la vista absorbía toda su atención. Presentía que esto era preámbulo, pero no quería pensar de qué. Se venía un momento de definición y tenía miedo. No quería arriesgar un solo pensamiento esperanzado. Él siguió:
—Llegaste tú... Tu paciencia, tu sonrisa, tu empecinada búsqueda por hacerme entrar en razón y ponerme a raya. Dándome la cuerda que necesitaba para salir del pozo.
—Es mi trabajo.
—Excediste tu trabajo ampliamente y lo sabes. Te convertiste en parte de mis días, en razón para levantarme y moverme, en brújula. Me recordaste que tenía una pasión. Tanta energía me brindaste que yo, acostumbrado a la liviandad, como un tonto, confundí las cosas. Y me aboqué a la tarea de seducirte. Cada paso que di hacia ti, cada caricia y beso que logr