Sibel tuvo que pasar un trago duro y luego intentó tomar un poco de aire cuando Alexey le abrió la puerta de su camioneta.
Había una sensación en su pecho muy caliente, y algo en su garganta que no podía descifrar.
Era obvio que Iván no sabía que ella vendría aquí, ahora entendía por qué Sora quería sacarla del centro comercial a la mansión mecánicamente después de las compras, pero no podía entender cómo este hombre tenía las agallas de tener una prometida, y follarse a otra con tanta tranquilidad.
Y no porque su prometida no fuese importante, sino que se trataba del medio de su venganza, él solo la estaba usando para un medio.
—Ve adelante… —ella parpadeó al escuchar a Alexey decirle a Sora, pero el guardaespaldas la miró como si le advirtiera.
—No puedo dejar sola a la señorita Sibel… sabes cómo es, Alexey… —en su tono se podía sentir los nervios del hombre.
—Ve adelante… no te preocupes… —Sibel solo pudo asentir hacia Sora para calmarlo, y luego vio cómo se sentó adelante, a