Eliot, todavía no recuperaba el color en su rostro, se pasaba la mano por el cabello una y otra vez, era tan increíble todo lo que estaba sucediendo, tan maravilloso, tan inesperado
— Stéfano, ¿dónde estás?
— En la oficina, sigo trabajando, ¿por qué? no te escuchas nada bien, ¿qué te sucede?
— !Es que no lo vas a creer, pero escucha, salte de ahí y ve a una tienda para bebés y compra ropa y mantas para recién nacido, también pañales y biberones, te ocupa con mucha prisa, el bebé ya nació y no tiene nada, solo compra lo indispensable para recibirlo, con más tiempo le daré todo lo que necesite!
— ¿Pero que bebé? ¡yo no sé nada de compras para un recién nacido! Eliot, ¿qué carajos pasa? cuéntame
— ¡No tengo tiempo, te espero aquí en media hora, te enviaré la dirección del hospital, apresúrate, hombre! — el CEO, cortó la llamada y se dispuso a reservar una habitación privada VIP, y estar pendiente
— ¡Carajo, mejor me apuro, ese bebé no puede estar desnudo! — Stéfano, rec