Danilo tenía en sus brazos a la mujer embarazada, Fabio estaba ya angustiado, cuidaba a su esposa como su mayor tesoro, siempre pendiente de sus antojos, de sus malestares, no había cosas que no hiciera por ella, y ahora la veía mal por culpa de su asistente
El CEO Mancini ya había padecido lo suficientemente al perder a su primer amor por culpa de una perversa mujer que se había obsesionado con él, no estaba dispuesto a volver a pasar por lo mismo y perder de nuevo su felicidad
El CEO corrió a dónde estaba su mujer
— !Mariana, Mariana, despierta, mi amor!
— ¡Déjala, no te acerques, Mancini, ya decía yo que no se podía confiar en ti, tienes a tu esposa embarazada y la engañas con tu asistente, eres una rata miserable, pero yo me voy a encargar de que no vuelvas a hacerle más daño a mi prima, y olvídate del niño que lleva en el vientre, en mala hora se fue a emparejar contigo!
— ¡Soy inocente, lo que Larisa dice no es verdad! !ya perdí el amor una vez por esta misma razón, y pase años