La noche fue de desvelo para no variar, el pequeño Fabiano parecía un búho, sus ojos abiertos y su cuerpo moviéndose no dejaba dormir a Fabio
— Ya comiste hasta llenarte, ya te cambié el pañal y te puse ropa cómoda, ya te arrullé por poco más de una hora, y todavía no te quieres dormir, ¿que más tengo que hacer para que dejes dormir a papá?
Lo que Fabiano más disfrutaba era del arrullo de su padre, y en la madrugada lo tenía solo para él, así que como el niño listo que era, a esa hora estaba muy despierto
Los meses pasaron volando, otra vez llegaba la navidad y con ella las vacaciones de la universidad, las chicas volvían a casa a pasarla en familia, Cassandra llegó buscando a su hermanito, Mariana y Fabio estaban felices de tenerla en casa y por qué había un par de brazos más para cargar al regordetos niño de tres meses
Fabiano ya reconocía la voz de su padre, ya le sonreía y le balbuceaba, Fabio lo bañaba y lo paseaba por toda la mansión, ellos se habían vuelto inseparables, a Mari