Era inverosímil cómo durante la comida su padre había hecho un resumen ejecutivo de su vida; esto era increíble, habló de cosas que ni ella recordaba. Hubo momentos en que físicamente quiso desaparecer; definitivamente, su padre cuando tomaba la palabra no tenía silenciador.
—Quizá deba tener una conversación con tu padre para que me cuente más secretos tuyos —le susurró Fabrizio al oído, con una sonrisa traviesa.
—¡Ándate! —respondió Gabriella, sonrojándose visiblemente.
Renata vio la incomodidad de Gabriella y fue la salvadora, poniendo punto final a su desbocado esposo y desviando la conversación hacia otro tema.
—¡Miren, comenzó a nevar! —dijo con entusiasmo Alicia, mirando por las ventanas que daban al jardín.
La nevada se hizo más fuerte, razón por la cual E