Capítulo 856
Camila estaba inclinada junto a Mateo, diciéndole suavemente:

—Mateo…

Pero él ni reaccionó.

Los demás le insistían que siguiera tomando, pero ni les prestó atención.

¿Eh?

¿Será que mientras estaba contestando la llamada, de verdad lo emborracharon entre todos?

O sea, juntos son imparables.

Me acerqué con desconfianza, lo agarré del brazo y lo llamé:

—¿Señor Bernard? ¿Señor Bernard?

—¡Quítate! —murmuró con los ojos cerrados, tambaleándose cuando quiso pararse.

No sabía a dónde quería ir, así que hice rápido por sostenerlo.

Pero de la nada, alguien me empujó fuerte.

Era Camila, que lo agarró del brazo y, sonriendo naturalmente, dijo:

—Parece que está bien borracho, yo lo llevaré a descansar. No te preocupes.

Cuando escuché eso, me reí, molesta.

—Camila, ¿qué, se te olvidó que yo soy la esposa legal de Mateo? Tú, con suerte, eres una hermanita que ni está reconocida de verdad. Si alguien lo debe llevar a descansar, soy yo, ¿con qué derecho te metes?

Camila ni se inmutó. Mientras acariciab
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