—Mateo, fue ella —dijo Camila, señalándome con odio.
—Ayer fue ella la que hizo que tu mamá se enfermara. Estaba bien, pero Aurora la hizo llorar y entonces la enfermedad empeoró.
La miré, seria:
—¿De verdad crees que fue culpa mía? ¿No sabes perfectamente que fuiste tú? ¿Necesitas que te recuerde todo lo que hiciste ayer?
—¡No digas tonterías! Yo siempre he respetado a Sayuri, y ella también me quiere a mí. En cambio tú... solo con verte se ponía de malas. ¿Quién más pudo haberla enfermado, si no tú?
—¡Suficiente! —la voz de Mateo interrumpió bruscamente a Camila.
Habló con seriedad:
—Mi mamá necesita descansar. No quiero discusiones aquí.
—¿Discusión? Mateo, solo quiero advertirte que esta mujer no trae nada bueno. Mientras ella siga viniendo, tu mamá nunca va a mejorar.
Mateo no le contestó. Me tomó de la mano y me llevó con él, pasando junto a Camila sin prestarle atención.
Cuando volteé, vi que Camila me miraba fijamente, llena de odio. Sus ojos brillaban de rencor, como los de al