Javier tenía los ojos un poco enrojecidos.
Se rio con amargura:
—¿Por qué te tenías que enamorar de él? ¿Por qué no de alguien más? Esos recuerdos son sobre los tres. Tú misma dijiste que lo odiabas, ¿cómo es posible que al final te hayas enamorado de él? ¿Sabes? Esto me hace sentir como si me hubieran engañado, como si me hubieran traicionado.
Sus ojos se enrojecieron completamente, y el odio empezaba a hervir en su mirada.
Me lamí los labios, y con prisa le respondí:
—En realidad, no es que yo me enamorara de él de la nada. Tal vez no lo sepas, yo tampoco lo entendí nunca. Pero ahora, lo tengo claro: siempre ha sido él quien ha tomado la iniciativa. Él me ha acogido, ha entrado en mi vida, en mi corazón, con un cariño muy grande y fuerte. El amor no se construye simplemente esperando. Nadie espera a otro toda su vida. Él tenía un objetivo claro, siempre me ha querido, y siempre ha querido estar conmigo. Así que ha estado trabajando para conseguir ese objetivo. Incluso después de qu