Capítulo 380
—¿No parece que estos me los hice una gata salvaje? —dijo Waylon.

Apenas terminó la frase, se rio un poco. Burlón, pero amenazante.

Molesta, lo miré fijamente.

Quedaba clarísimo: no iba a parar hasta hacerme decir lo que él quería que diga y humillar a Mateo.

Waylon me sonrió, con malicia, y dijo:

—Solo tienes que decirle al señor Bernard si te obligué anoche o no, ¿no te basta con eso?

Mateo no me quitaba esos ojos oscuros de encima. Estaban llenos de rabia, daba miedo de verdad.

Apreté los labios:

—No me obligaste.

—¿Ves? —Waylon le sonrió con descaro a Mateo.

—Ya te lo dije, no la toqué a la fuerza. Es lo que hacen los adultos, ¿no? Tú también sabes cómo se siente desear a alguien.

Mateo no le contestó. Solo me miraba fijo, con una voz bajita, tensa:

—Dime la verdad. ¿Te hizo algo?

Apreté fuerte las manos. No respondí.

Waylon se reclinó en la silla, con esa sonrisa burlona:

—Señorita Cardot, el señor Bernard le está hablando. ¿No va a decir nada?

Murmuré bajito:

—No... el señor Dupu
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App