Me quedé mirando esa cara, casi sin poder respirar.
El hombre llevaba un traje clásico y elegante. Tenía cejas bien definidas, ojos hermosos, el cabello peinado perfecto y una corona sobre la cabeza.
También llevaba una capa y su cara tan hermosa daba una sensación de nobleza que parecía de otro mundo. Único.
Me quedé impactada un buen rato hasta que reconocí que era Javier.
Valerie, al verme tan concentrada, se rio:
—Aurora, eres muy coqueta. No puedes dejar de mirar.
Me puse roja y le contesté, molesta:
—No digas tonterías. Solo que no reconocí que era el señor Martínez.
—Jaja, el señor Martínez se ve bien tanto de traje y también informal. No está nada mal comparado con tu Mateo.
De pronto, Javier agarró el teléfono.
Aunque Valerie seguía ahí, en la pantalla solo aparecía él. Ni rastro de Valerie.
Javier me saludó:
—Hola, Aurora. ¿Cómo has estado? Escuché que fuiste de viaje con Mateo.
—Sí —asentí.
Quise llamar a Valerie para que regresara a la videollamada, pero me dio pena.
Aunque