Capítulo 238
—Exacto, el patrón la mandó a la sede central porque le vio talento para seducir, quiere que use su cara para atraer clientes, y ella todavía cree que él se enamoró de ella con el corazón.

—Vale, vale. ¿No fue que usó esa carita para escalar posiciones? ¿Y todavía se cree con derecho a presumir lo que consiguió?

Casi todos los compañeros me miraban con burla y desprecio, aunque en el fondo, ese desprecio venía lleno de pura envidia.

Así es la naturaleza humana: cuando alguien no puede alcanzar algo, prefiere menospreciarlo para sentirse superior.

Los miré con calma:

—Sí, no tengo nada de qué presumir. Pero, para ser sinceros, es que yo no quería esta oportunidad... es justo la que ustedes se pelearían por tener.

—Pff, ¿no la quieres? No finjas, qué asco.

—Ya sedujiste al jefe, ¿para qué seguir con ese falso aire de dignidad?

Dos compañeras se rieron con sarcasmo, los celos desbordándoles por los ojos.

Yo ya estaba agotada física y emocionalmente, y no tenía fuerzas para discutir con el
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