Capítulo 212
Y sí, no lo culpo por estar tan sorprendido.

Con él y con su mamá, por respeto a lo que alguna vez hubo, siempre fui paciente, incluso cuando cruzaban la línea. Nunca les hablé así, con ese tono tan feo.

Pero ya estuvo. Era momento de poner un límite claro.

Si no, todo el mundo iba a seguir pensando que éramos pareja.

Y Mateo, feliz, convencido de que yo andaba mintiendo a diestra y siniestra.

Lo miré fijo y le dije:

—Entre tú y yo no hay nada. Así que, por favor, deja de inventar cosas delante de los demás, eso arruina mi nombre. Y, además, la que intentó coquetearle al jefe fue tu mamá, no yo.

—¡Deja de mentir! —gritó Ryan, agitado—. ¡Mi mamá no es así!

—Créelo o no, puedes preguntárselo en la cara —le contesté sin mostrar nada.

Me miró como si no entendiera lo que acababa de escuchar, y enseguida intentó justificar todo:

—Aurora, no seas así. Fue culpa mía, en serio. No te pongas así, por favor.

Me agarró del brazo, pero me solté de inmediato.

—Te lo dejé claro desde el principio: e
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