En el tono de Javier se notaba un toque claro de satisfacción.
—Todavía no lo sé. Apenas subieron a ver a Valerie —le respondí, seria.
Javier me empezó a calmar de inmediato:
—No te preocupes tanto. Ellos tienen experiencia con este tipo de pacientes. Hubo varios casos que ya tenían diagnóstico de estado vegetativo y, después del tratamiento, despertaron. Esta vez Valerie también va a despertar, seguro.
Si hubiera sido antes, a lo mejor hubiera creído que era sincero, pero ahora nada más me sonó falso. No quise seguir dándole vueltas al asunto y le dije con un tono seco:
—Si pueden hacer que Valerie despierte, claro que sería lo mejor. Pero dime, ¿de verdad vas a ser tan bueno como para salvarla sin pedir nada a cambio? Ándale, dime, ¿qué plan maligno estás maquinando ahora?
Javier se quedó callado un par de segundos y de repente se soltó a reír.
—...Ja... ja... —su risa se escuchó amarga y llena de burla hacia él mismo—. ¿En serio me ves como alguien tan despreciable?
—¿Acaso no lo er