Por lo visto, ese supuesto compromiso entre Mateo e Indira sí existió; que ella se atreviera a mencionarlo directamente delante de él demostraba que Mateo le hizo esa promesa, al menos en algún momento. Pero, ¿por qué?
Mateo no parecía sentir nada especial por ella y tampoco era un hombre que tomara la decisión de casarse así como así. Con ese carácter serio y terco que tenía, él jamás usaría el matrimonio para hacerme daño o vengarse; el matrimonio no era un juego y él ya no era ese muchacho impulsivo. Entonces... ¿por qué le prometió algo así?
Mateo no contestó la pregunta de Indira; en cambio, levantó la cara para mirarme. Me miró serio, estaba tenso y se le notaba un poco de miedo.
—Aurora, ¿confías en mí? —preguntó.
Asentí muy segura. Después de todo lo que vivimos, no tenía razones para no hacerlo. Cuando me vio asentir, la preocupación desapareció de su mirada; me apretó la mano y sonrió con una dulzura que me derritió el corazón.
—Entonces está bien.
Indira lo miró con celos cu