El corazón me dio un vuelco. ¿Acaso Javier sospechaba que yo iba a hacerle algo a Camila en la boda y pensaba avisarle?

Después de pensarlo un momento, bajé la mirada y dije:

—No planeo hacer nada. Lo que te dije antes es cierto: hice un trato con Waylon. Él no me permite volver con Mateo, quiere verme casarme contigo para hacerlo sufrir. Si no fuera por él, me habría quedado con Mateo.

Eso último, al menos, sí era cierto.

Javier me observó unos minutos. Luego se recostó en el asiento y dijo con un tono seco:

—Siento que esa no es la verdadera razón por la que aceptaste casarte conmigo.

—Entonces, ¿cuál crees que es? —pregunté.

Él siguió mirando al frente, con esa tensión en su expresión. Después de dos segundos de silencio, dijo:

—Quieres aprovechar la boda para hacerle algo a Camila, ¿cierto?

Había acertado por completo. Aunque sentí un vacío en el estómago, mantuve la expresión tranquila y me reí con burla:

—No tengo nada detrás de mí. ¿Qué crees que podría hacerle? En cambio ella…