Capítulo 1436
Sus ojos parecían estar ardiendo, completamente rojos, aterradores. La ferocidad en su mirada también era escalofriante, pero no era otro, era Mateo. Sin importar en qué se hubiera convertido, él siempre iba a ser el hombre que más había amado en esta vida, ¿no es cierto? En ese momento, aunque fuera cruel conmigo, no sentía miedo, solo me dolía el corazón. Sin pensarlo, me lancé a abrazarlo con fuerza.

—Mateo, ¿qué te pasa? No me asustes, por favor.

Sin embargo, cuando me acerqué, su respiración se volvió más pesada y acelerada; su mirada pareció la de alguien confundido.

Me miró fijamente, respirando cada vez más rápido.

—Aurora... —susurró mi nombre con voz ronca y luego se acercó lentamente para besarme.

Pero antes de tocar mis labios, de repente me empujó con fuerza hacia atrás. Tropecé y caí sobre el lavabo. Me giré rápido y lo vi agarrándose la cabeza, susurrando con dolor:

—No... aléjate, no eres Aurora, aléjate...

Cuando vi su expresión, empecé a adivinar qué fue lo que Camil
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