Javier se rio un poco:
—Ella dijo que, además de tomar aguas termales en la montaña para "lavar culpas y suciedad del pasado", también quería ir a una iglesia a rezar. Dijo que quería rezar por ti.
Cuando escuché eso, una risa amarga se me quedó atorada en la garganta.
Javier mentía sin parpadear, con la cara más serena del mundo.
Sin embargo, esta vez Carlos no pareció creerle del todo.
Lo miró, inquieto:
—¿Ella dijo cuándo va a volver? Además… ¿es seguro que haya ido sola a la montaña?
—Quedó en encontrarse con unas amigas —respondió Javier con calma total—. Dijo que regresaría esta noche.
Carlos se molestó más.
Aunque ya no preguntó, la angustia seguía a la vista.
—No te preocupes —añadió Javier—. Esta noche va a volver, seguro.
Después de decir eso, me tomó por la cintura y me llevó hacia adentro.
Lo miré de reojo.
Habló con tanta certeza… que bastaba para entender que en breve iba a mandar gente a recoger a Camila desde la casa de Bruno.
Qué descaro.
A punto de casarse con Carlos