—¡Basta! —Javier gritó y se puso de pie de golpe.
Cruzó la habitación, agarró a Camila del brazo y la arrastró hacia la puerta.
—¿Qué haces? —Camila forcejeó tratando de zafarse.
Carlos se puso nervioso e hizo el intento de meterse, pero Javier lo frenó con una mirada seria.
—Esto es entre hermanos. No te metas —dijo tranquilo, pero su voz sonó tajante.
Sin darle más opción, la sacó de la casa.
No pude evitar reírme con desprecio mientras miraba a Carlos.
En el fondo, tuve que admitirlo. Como hermano, Javier siempre iba a ser mejor que él.
Qué lástima que los dos hubieran decidido proteger a esa mujer tan cruel.
Cuando Camila salió, Carlos perdió el poco autocontrol que le quedaba.
—Aurora... —susurró. Se acercó y me tomó la mano.
Pero Mateo fue más rápido. Le apartó la mano con un movimiento brusco y me acercó con un brazo.
Lo miró, serio.
—Aurora no quiere pasar la Navidad contigo. No la obligues —le advirtió.
A Carlos se le llenaron los ojos de lágrimas mientras me miraba desesperad