—¿Dónde estás ahora? —preguntó Mateo con voz tensa y urgente.
Me quedé un momento callada y sonreí.
—En casa, ¿por qué?
—Camila retiró la denuncia y Alan ya salió. ¿Lo sabías? —lo dijo, su voz seguía tensa.
Me reí.
—Sí, acabo de ver la noticia.
Hice una pausa y agregué, contenta:
—Qué bien, así no vamos a tener que enfrentarnos a Waylon.
—¿Por qué Camila retiraría la denuncia de repente? —volvió a preguntar y su voz se puso más seria.
Sabía lo que le preocupaba.
Respondí tranquila:
—No lo sé. Tal vez le dio remordimiento.
—¿No te parece que fue Waylon el que la obligó a retirar la denuncia? —insistió.
No respondí de inmediato.
Mateo siguió con voz baja:
—¿Por qué Waylon la haría retirar la denuncia? Tú y yo sabemos que lo que quiere es sacarte de mi lado para hacerme sufrir. Dime, Aurora, ¿le prometiste algo?
En esa última frase, su tono tenía pánico y miedo.
Sentí un dolor en el pecho.
Dije que no y sonreí:
—No, cariño. Estoy en casa, ¿cómo habría ido a prometerle algo? Además, si me