Pensé que Mateo probablemente seguía en el estudio. Me puse una bata y salí a buscarlo.
Cuando me acerqué a la puerta escuché su voz del otro lado, baja y controlada, pero con un tono muy serio.
—Dile que deje de codiciar lo que no le pertenece. Si hace cuatro años pude derribarlo, cuatro años después también puedo hacerlo desaparecer de Ruitalia.
—¿Quiere matarme? Ja, ja, ja... entonces dile que lo voy a esperar.
Me quedé quieta frente a la puerta, con el corazón encogido. Seguro estaba hablando con alguien del círculo de Waylon. Al parecer lo de Alan era más complicado de lo que pensábamos. Waylon ni siquiera quería hablar con él cara a cara. ¿Será que lo estaba obligando a presentarse para rogarle en persona?
Con Alan como rehén, Mateo estaba en una posición completamente vulnerable. No le quedaba más que aceptar las condiciones que Waylon pusiera, y eso era lo que más rabia me daba.
No quise interrumpirlo, así que regresé a la habitación en silencio. Pero una vez en la cama me res