Me reí muchísimo y hablé:—No hace falta, estoy embarazada, no soy una inválida que no puede caminar. Además, ¿sabes lo caro que es un hotel? Yo tengo dónde quedarme.—¡No puede ser! Cuando me dijiste dónde vivías, supe que era un sitio bastante feo. Tienes que mudarte. Si el hotel es caro, alquilamos un departamento cerca.—No es necesario —le dije mientras la abrazaba, emocionada—. Tenemos que ahorrar, ser muy prudentes con los gastos. El lugar donde estoy está bien, la gente es tranquila, no te preocupes.Valerie suspiró:—Qué lástima que sea una extra. ¿Cuándo será el día que me toque ser la protagonista? Cuando llegue el día de mi suerte, te compro una mansión.—Vas a lograrlo muy pronto —le dije mirándola de frente—. Vas a ser una estrella, una muy brillante.En serio, Valerie tiene un talento increíble para actuar. Desde que se graduó, ya varios directores la querían. Tenía un futuro brillante.Pero su madrastra le arruinó la vida mandándola al extranjero, y cuando volvió, ya la
Me incliné, confundida, a punto de preguntarle qué pasaba, cuando Valerie me hizo una seña para que guardara silencio. Cerré la boca al instante.Valerie sonrió, tranquila, y dijo por el celular:—Ah, ya veo, señor Bernard.Sentí muchos nervios.¿Señor Bernard?¿Mateo?Vi la reacción de Valerie y supe que era él.¿Qué hacía Mateo llamándola?Valerie me miró de reojo y puso el altavoz.Contuve la respiración mientras miraba el celular.La voz de Mateo, más grave que nunca, se escuchó fuerte:—¿Sabes dónde está viviendo Aurora?Me quedé tiesa, sin poder moverme.Mateo había conseguido llegar a mí por medio de Valerie.Ella, que sabía actuar como nadie, enseguida se metió en el papel.Con tono preocupado, dijo:—¿Qué pasó con Aurorita? ¿Nada qué aparece? ¡Ella no me ha buscado! Mateo, ¿qué le hiciste? ¿Acaso tuvieron otra discusión y se dejaron?La miré asombrada y levanté el pulgar, su actuación era espléndida.Su tono sonaba tan real que casi me lo creía yo también.Valerie me dedicó un
—Será mejor que en estos días no hablemos. Mientras Mateo no tenga pistas, no va a sospechar dónde estás.Valerie me miró, preocupada.Le di una palmada en el hombro y sonreí:—Te afanas de más, lo peor que puede pasar es que me quede encerrada en el departamento unos días.Valerie hizo una mueca:—Como digas, pero si pasa algo raro, me avisas enseguida.—Y tú también. Si Mateo manda a alguien a buscarte, avísame apenas puedas.Ahora mismo lo que más me asusta es que Mateo quiera lastimar a alguien cercano para obligarme a salir.Espero que no esté tan loco como para hacer eso.Valerie me acompañó hasta el auto antes de irse.No había pasado mucho tiempo cuando mi hermano me llamó.Me preguntó, preocupado:—Aurorita, ¿ahora qué pasó con Mateo? ¿Por qué me llamó?Sentí que el corazón se me apretaba. Mateo estaba interrogando a todos los que conocía.Pregunté enseguida:—¿Le diste mi número o mi dirección? Dime que no.—¡Obvio que no! Eso se sabe —dijo mi hermano, indignado—. Ese tipo ti
Me desperté de golpe, sentándome en la cama, con el corazón en la boca.¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!Los golpes en la puerta eran pesados, y el ruido del hierro contra la madera en plena noche lo hacía aún más aterrador.Apurada, me puse una toalla y me paré de la cama.Con la poca luz que había, vi que la puerta se deformaba con cada golpe, como si fueran a tumbarla a golpes.El corazón me latía con fuerza.Corrí a agarrar un palo de madera y grité:—¿Quién es? Si sigues golpeando como un animal, voy a llamar a la policía.—Aurorita, soy yo, tu hermano favorito. Abrí la puerta.Me quedé helada.¿Mi hermano?¿Qué hacía acá a esta hora? ¿Mateo le habría hecho algo?Corrí a abrir la puerta.Pero apenas giré el picaporte, una fuerza enorme empujó la puerta y alguien entró.Vi una sombra alta, imponente, llenando toda la entrada.Era Mateo.Sentí que las piernas me temblaban.Retrocedí sin pensarlo:—¿Qué... qué haces acá? ¿En dónde está mi hermano?—¿Tu hermano? —se rio de una forma diabólica.Hizo
Ryan estaba muy emocionado y le dijo a su mamá:—Te dije que era ella, y tú seguías diciendo que no y que no.Su mamá sonrió, contenta:—Sí, sí, tienes vista de águila, tienes muy buen ojo.Me reí, algo incómoda, les agradecí toda la comida que me habían traído estos días y pregunté por qué no estaban trabajando hoy.Ryan respondió:—Hoy nos tocó nuestro día de descanso.Hizo una pausa, miró los anuncios de la cartelera y preguntó:—¿No me digas que estás buscando trabajo?Le confirmé que sí.Ryan se dio una palmada en el muslo y dijo:—¡Si me hubieras avisado antes! En nuestra obra están buscando urgente alguien para ser auxiliar de archivo.—¿De archivo, la que ordena los papeles?No terminaba de entender, y siendo en una obra, me parecía todavía más raro.Ryan, entusiasmado, explicó:—¡Tú eres reordenada! Deberías hacer un intento. Estamos construyendo un parque de diversiones gigante. El dueño tiene un montón de plata. Pagan bien y el sueldo para archivos también está bueno.Me par
No pude evitar sospechar.Ese auto de lujo me resultaba bastante conocido, creía que Mateo tenía uno igual.Al ver que lo miraba, Ryan me dijo:—Es mejor que no te quedes mirando, esos carros son carísimos, ni ahorrando toda la vida nos alcanzaría. Nosotros, el pueblo, tenemos que conformarnos con lo que nos toque.—Vale. —asentí y sonreí.Ryan agregó:—Hoy en día hay muchas mujeres que solo buscan plata, pero al final todas terminan mal.Me reí algo incómoda. ¿Por qué me decía eso de repente?¿Pensaría que soy una interesada?No le di mucha importancia y le pregunté:—¿Sabes cómo se llama el dueño de esta obra?—Bah, nosotros que somos simples empleados, ¿cómo vamos a saberlo?—¿Ni siquiera sabes su apellido?—Tampoco. ¿Venimos a trabajar no más? No tenemos nada que ver con la gente rica, aunque parezcan buena onda, vivimos en mundos diferentes. Lo mejor es trabajar duro y buscarse a alguien sencillo para formar familia.—...¿De qué hablaba?¿En serio creía que yo estaba mirando el a
De repente, Ryan dijo, emocionado:—¡Mamá, tenías razón! Aurorita sí que sabe. Hoy fue a la obra a buscar trabajo de encargada de archivos y la contrataron al toque. ¡Empieza mañana!—¿En serio? —La mamá de Ryan me miró con los ojos de par en par.—¡Con razón se ve tan culta! Ay, si yo tuviera una hija como tú...Me sentí algo apenada con sus palabras.Y desde ese momento, noté que la mamá de Ryan me miraba de una manera extraña.Rápido cambié de tema, mirando los platos mientras sonreía:—Doña, todo se ve delicioso, seguro está riquísimo.—¿Ah, te parece? —La mamá de Ryan me sirvió más comida.—Si te gusta, que no te de pena repetir. Ven cuando quieras, no seas boba.Sonreí y asentí, aunque por dentro pensaba que no quería abusar de su amabilidad.La tía me sirvió todavía más, y le hizo señas a Ryan para que me sirviera también.Al instante acerqué el plato a mi boca y comí sin decir nada.Ryan me sonrió, medio torpe, y su mamá lo miró de reojo, como regañándolo en silencio.Seguí com
Llegué al hospital.Fui directo a la habitación de mi hermano, pero, para mi sorpresa, estaba vacía. Incluso las sábanas y el colchón ya los habían quitado.Justo en ese momento pasó una enfermera, así que le pregunté apenas la vi:—Buen día, ¿puedes decirme dónde está el paciente que estaba aquí?La enfermera revisó su lista y dijo:—¿Te refieres a Carlos Cardot? Hoy en la mañana firmó el alta voluntaria.—¿Alta, ya se fue? —pregunté sorprendida.¿Qué estaba pasando?Mi hermano me había dicho que debía quedarse en el hospital dos meses más, ¿por qué se fue tan de repente?Y si ya había salido, ¿por qué no volvió al departamento a buscarme? ¿Y por qué no podía comunicarme con él?Cuanto más pensaba, más ansiedad me daba.Volví a preguntarle a la enfermera:—¿Él hizo el trámite de alta solo o alguien más vino con él?—Vino una muchacha muy guapa. Me acuerdo bien porque su pierna no estaba del todo bien y el doctor le recomendó quedarse unos días más, pero él insistió en irse. Hasta le d