Capítulo 169
Me desperté de golpe, sentándome en la cama, con el corazón en la boca.

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

Los golpes en la puerta eran pesados, y el ruido del hierro contra la madera en plena noche lo hacía aún más aterrador.

Apurada, me puse una toalla y me paré de la cama.

Con la poca luz que había, vi que la puerta se deformaba con cada golpe, como si fueran a tumbarla a golpes.

El corazón me latía con fuerza.

Corrí a agarrar un palo de madera y grité:

—¿Quién es? Si sigues golpeando como un animal, voy a llamar a la policía.

—Aurorita, soy yo, tu hermano favorito. Abrí la puerta.

Me quedé helada.

¿Mi hermano?

¿Qué hacía acá a esta hora? ¿Mateo le habría hecho algo?

Corrí a abrir la puerta.

Pero apenas giré el picaporte, una fuerza enorme empujó la puerta y alguien entró.

Vi una sombra alta, imponente, llenando toda la entrada.

Era Mateo.

Sentí que las piernas me temblaban.

Retrocedí sin pensarlo:

—¿Qué... qué haces acá? ¿En dónde está mi hermano?

—¿Tu hermano? —se rio de una forma diabólica.

Hizo
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