Nuestra Vida: 16. PERDÓN
[FRANCO]
El verano es el cómplice perfecto para una noche como esta. La terraza de un restaurante en una de las ciudades más románticas del mundo, la luna alumbrándonos a la par de alguna lámparas que cuelgan de un extremo a otro, y ella sentada del otro lado de la mesa justo frente a mí. Me gustaría poder contar con recursos infinitos para haberle podido traer un violinista o tal vez haber cerrado el restaurante completo para nosotros dos, pero las cosas han cambiado y lo único importante es que estamos juntos aquí.
—Me encanta el lugar —menciona mirando a su alrededor y sé que lo hace para romper el silencio.
—Es muy lindo, pero sin duda alguna lo más hermoso en esta noche eres tú —halago y sonríe tímida.
—Vaya, estas lanzando toda la artillería pesada —bromea y esto es una buena señal.
—Digamos que estoy haciendo un intento por reconquistarte —declaro y casi como si los astros se pusieran en mi contra, el camarero se acerca a nosotros para tomar la orden.
Ambos miramos la carta por