Sábado por la mañana.
Trato de entrar a su edificio y me echan cual vil perro a la calle, la muy lista pidió que no me dejaran entrar.
Me quedo como imbécil en la acera, con el ramo de lilas moradas y sus chocolates favoritos.
Me siento en la banqueta, nunca imaginé que esto terminara así, la peor de las pesadillas se está haciendo realidad.
Elevo la cara y veo como sale el muy chulo de Dominic, lleva un conjunto de chándal gris y va en sandalias.
Como si ya viviera aquí, se que ambos son muy unidos y tal vez si pasen tiempo de chicas juntos.
Pero quien en sus cinco sentidos creería su gran mentira, por lo menos les sirvió para dejarme en mal frente a todo el mundo.
Suena mi móvil con varios mensajes, solo espero que no sean esos tipos, se supone que ya llegamos a un acuerdo.
Al revisarlo, me doy cuenta que son mensajes de un número desconocido, donde hay varias fotos de Amanda con su amigo en un restaurante.
Junto a un mensaje que me congela la sangre, esto no puede