Luego de regresar a casa después de muchos años viviendo en el extrajero, una joven especialista en cardiología se ve obligada a contraer matrimonio con un millonario en estado vegetal para salvar a su familia de la bancarrota, más, ella tendrá sus propias razones para aceptar tan extraño convenio. Tras convertirse en la esposa del inconsciente millonario, descubre que él está ligado directamente a su pasado y a la razón por la que decidió hacer su vida lejos en otro país. Contra todo pronóstico el hombre despierta de su largo coma, sin embargo, ese es apenas el inicio de una espiral de conflictos y lucha de poder entre ellos llevándolos a su inminente separación. La vida se encarga nuevamente de reunirlos y como dicen, del amor al odio solo hay un paso y las segundas oportunidades están a la vuelta de la esquina. Aunque para ser felices deberán luchar contra aquellos que desean hacerles daño.
Ler mais— ¡Diana cariño! Aun no puedo creer que seas tú — Dijo su padre a duras penas, la enfermedad que sufría estaba tan avanzada que al terminar de hablar fue víctima de un fuerte ataque de tos. Como pudo hizo un esfuerzo por recostarse sobre el espaldar de la cama. Estaba muy débil.
— Creeme, tampoco puedo creer que estoy aquí — respondió distante, era como si no le afectara verlo en esas condiciones. Las heridas del pasado seguían ardiendo impidiéndole fingir preocupación
— Gracias por venir cariño, era muy importante para mí volverte a ver. Siempre he lamentado los errores del pasado — Su respiración era pausada, por el dolor que sentía cada vez que sus pulmones se llenaban de aire.
— Eso me cuesta creerlo, a fin de cuentas, sigues con esa mujer, pero no es ni el lugar, ni el momento para hablar de eso. — El hombre de pálido aspecto, agachó la mirada guardando silencio. Sabía perfectamente que no importaba lo que dijera la opinión de su hija no cambiaría. Tras un incómodo silencio la joven suspiró y dijo:
— Quiero presentarte a alguien padre… Mateo, ven corazón acércate no tengas miedo.
Parado junto al marco de la puerta estaba un pequeño de cuatro años; en su carita se notaba claramente el temor de estar en un lugar desconocido. No quería moverse a pesar de la insistencia de su madre, quien dulcemente caminó hasta él y de la mano lo llevó junto a la cama. Además de la ternura que despertaba por su timidez, lo que más llamó la atención del hombre fue su aspecto.
Tenía la cabeza cubierta por un pasamontañas con franjas blancas y azules, su rostro estaba resguardado por una careta acrílica transparente, a parte de un cubrebocas clínico, sin mencionar, que parecía estar más cansado y pálido incluso que él mismo.
— Corazón, él es tu abuelo. Padre, este es mi hijo; Mateo — conmovido y lleno de asombro, extendió su mano con intención de tocarlo, pero el pequeño lo esquivó y simplemente lo saludó batiendo la palma, gesto que correspondió con una leve sonrisa. Poco después Diana, le pidió a la gentil ama de llaves que se lo llevara a conocer los jardines.
— Parece un buen chico, ¿Qué es lo que tiene? — preguntó, intrigado y con aires de tristeza.
— Leucemia, necesita urgentemente un transplante de médula o…
Solo con imaginar la posibilidad de la muerte de su pequeño Mateo, la voz se le quebró y un nudo se apoderó de su garganta. Siendo profesional de la medicina estaba acostumbrada a lidiar con pronósticos y diagnósticos poco favorables, pero, al tratarse de su propio hijo era muy difícil mantener su posición racional, ya que, su corazón de madre estaba por encima de su faceta de mujer científica.
La triste conversación se vio interrumpida por una acalorada discusión al otro lado del pasillo. Azotes de puerta, gritos, reclamos y pataletas se escucharon por todo el lugar. Las protagonistas de tan bochornosa escena eran la madrastra y la hermanastra de Diana, siendo esta última la más alterada de las dos.
— ¡Ya te dije que no lo voy a hacer! ¡Me rehúso! No voy a condenar mi juventud aceptando un trato como ese.
El fuerte tono en que discutían hizo imposible que Diana pudiera ignorarlas, razón por la que se acercó a la puerta en un esfuerzo por entender lo que pasaba.
— No pienso casarme con un muerto en vida, ¡Es una estupidez! — Sentenció su hermanastra — No importa si está nadando en dinero o fue el dueño del súper conglomerado ¡Es un vegetal! cómo podría estar con él, mi respuesta es ¡NO! — En ese momento ambas cruzaron miradas, aumentando la tensión.
La altanera mujer con aires de menosprecio, miró fijamente a Diana — ¿Por que mejor no la casan a ella? a fin de cuentas, no es ella la perfecta — Exclamó, evidentemente resentida.
— Entonces, si digo que si ¿No vas a luchar por quitarme a este hombre? Como te encanta meterte con lo que es mio — Enfatizó, con desprecio. Su volátil hermanastra, no tardó en replicar yéndose encima de ella, iniciando un altercado, lleno de insultos y pataletas infantiles
— ¡¿Qué estás insinuando, estupida?! ¡Vamos, dilo! — Gritaba la joven, mientras su madre intentaba detenerla sosteniéndola por la cintura, en un esfuerzo por evitar que se golpearan entre ellas.
— ¡Yo no insinuo nada! Sabes muy bien de lo que estoy hablando, hace años de resbalosa te acostaste con Alfonzo y fuiste la razón por la que rompí nuestro compromiso ¡Descarada! — Todos se quedaron perplejos ante la revelación.
— Yo no tengo la culpa de que tú prefieras estar metida entre probetas que gozarte a tu ex. Obvio que quiso buscarse a una verdadera mujer. ¡Et voilá! me encontró a mi — Presumió dando una vuelta sobre sí misma, haciendo alarde de sus curvas — Diana, no pudo soportar tamaña provocación y ahora fue ella quien quiso recurrir a los golpes. El escándalo y el alboroto retumbaron por toda la casa.
— ¡YA ES SUFICIENTE! — Resonó la voz del enfermo padre, que haciendo un monumental esfuerzo, se levantó de la cama para detener exitosamente la irracional discusión — Comportense, lo menos que tenemos, es tiempo para perder en su absurda rivalidad — El cansancio era notorio en su voz, asi como tambien en su dificultad para respirar. De inmediato, la esposa acudió en su ayuda, convirtiéndose en su sostén para que pudiera continuar de pie.
— Hijas, nuestra situación financiera es delicada. Hemos tenido grandes pérdidas recientemente y si no hacemos algo pronto, nos quedaremos en bancarrota. Esta importante familia está dispuesta a inyectar una gran suma de dinero a la compañía solo si hay un matrimonio de por medio.
— Ya les dije que bajo ningún concepto pienso casarme con un vegetal. Que lo haga doña perfecta y a mí, déjenme en paz — Quejándose y manoteando locamente bajo las escaleras ante la mirada atónita de sus padres, quienes cruzaron miradas teniendo una especie de charla mental para luego dirigirse Diana quien veía la escena con gran escepticismo
— Cariño — prosiguió el padre — Se que acabas de regresar de tu viaje y que es un completo abuso de mi parte pedirte un sacrificio tan grande, pero, es la única salida que encuentro para no perder la compañía, el trabajo de toda mi vida. Si aceptas casarte con ese empresario, te juro que moveré todas mis influencias para encontrar el donante de médula para Mateo, además le proporcionaremos lo último en medicamentos contra la leucemia que ha estado desarrollando nuestro laboratorio. Se que quizas dudes de mi, pero te doy mi palabra que cumplire mi promesa. La decisión está en tus manos.
Aunque los argumentos de su padre sonaban muy convincentes, a Diana, le importaba muy poco lo que pudiera suceder con la empresa, seguía molesta con ellos por la traición que le hicieron. En el pasado, su actual madrastra era la mejor amiga de su madre, hasta que descubrió que se había convertido en la amante de su marido, causando la destrucción de su familia. Tras su divorcio el hombre echó a la calle a su entonces esposa, para contraer nupcias con su madrastra.
Entonces, pensó en su hijo y en su enfermedad — Si existe la más mínima posibilidad de salvar a mi pequeño Mateo, estoy dispuesta a hacer lo que sea, incluso casarme por conveniencia con alguien enfermo. Además, me divorciaré tan pronto como se haga el trasplante y nunca más volverán a saber de mi — meditó en silencio
— ¿Me das tu palabra que harás todo para encontrar la médula? — Inquirió con notoria seriedad.
— ¡Si, te lo juro! — Se apresuró a contestar ansioso, al ver que su hija contemplaba la posibilidad de aceptar el trato.
— Entonces, lo haré. Pero dejemos algo muy claro, esto lo estoy haciendo por mi hijo, no por ustedes. Lo menos que me interesa es la compañía o su situación financiera — El desprecio en sus ojos lo decía todo…
Unos días después, Diana iba camino a la casa de su nueva familia política, estaba nerviosa, las palmas de sus manos sudaban, a la vez que su corazón latía rápido, la incertidumbre no saber que encontraría la estaba carcomiendo. Como era de esperarse el acuerdo de matrimonio se llevó a cabo sin ningún tipo de ceremonia o festejo, después de todo el novio yacía inconsciente en una cama.
Como doctora, estaba acostumbrada a manejar situaciones estresantes, a sentir la presión en sus hombros por las consecuencias de dar un paso en falso. Pero este caso era diferente, no estaba yendo hacia una sala de operaciones, sino que se dirigía a su nueva casa, un lugar completamente desconocido. La peor parte, era el vacío en su corazón por tener que estar lejos del pequeño Mateo.
Sin embargo, siendo una mujer racional tenía el temple necesario para hacerle frente a cualquier cosa, no estaba dispuesta a dejarse intimidar, ni afectar por la situación — Todo va a salir bien, muy pronto conseguiremos el donante de médula y terminaré con este teatro — Pensó, al estar justo en la entrada de la imponente mansión. Una mujer vestida de uniforme, la esperaba para darle la bienvenida.
— Buenos días, señorita Harper. Es un placer para la familia Taylor darle la bienvenida — Ambas hicieron una sutil reverencia — Por favor, sígame la están esperando en el salón — Expresó invitando a seguirla.
En el salón de banquete la esperaban algunos de los miembros de la familia, todo parecía marchar con tranquilidad, pero en medio de las presentaciones, se llevó la gran sorpresa de su vida.
— Señorita Harper, le presento al hermano de su esposo, el señor Alfonzo Taylor, — Perplejos cruzaron miradas.
Resulta que el mundo es un lugar muy pequeño, ni en sus mejores pesadillas habría imaginado que su ex pareja, sería nada más y nada menos que el hermano mayor de su esposo. Fue tanto su asombro que apenas si pudo reaccionar a tiempo, para no quedar en evidencia.
Afortunadamente, el incómodo momento fue interrumpido por otro de los presentes quien se apresuró a presentarse como el director general encargado de Laboratorios Sants Taylors, fue entonces que Diana cayó en cuenta que se trataba de los dueños de la tercer farmaceutica mas importante del pais, ademas de ser pioneros en la fabricación de equipo médico de última generación.
— ¿Conoce nuestro trabajo? — preguntó el hombre al ver su cara de asombro.
— Así es, soy médico. Un placer conocerlos a todos — Expresó amablemente distante.
Casi de inmediato, la condujeron a la habitación de su esposo. Antes de entrar, la amable mujer que la recibió, se detuvo frente a la hermosa puerta de madera.
— Señora Harper, cuando esté lista puede entrar, le daré espacio. Me retiro — Yéndose sin esperar respuesta.
Diana, nerviosa se frotaba las manos, dudosa de ingresar, sería la primera vez que vería al hombre con el que se casó a ciegas, quien además estaba estado vegetativo, no sabía con qué podía encontrarse. Respiró profundo y sin darle más vueltas, entró a la habitación, pero antes que pudiera acercarse a la cama, alguien la tomó de la muñeca.
— No puedo creer que seas tú, estás más hermosa que nunca — Su ex, se acercó peligrosamente y continuó hablando — He pensado tanto en ti, desde que te fuiste he sido un miserable, no he dejado de amarte ni un segundo. Deseo tanto estar contigo — Diana retrocedió un paso al escucharlo, pero este no se detuvo — Estoy seguro que pronto serás viuda, el inservible de mi hermano no va durar mucho. Cuando eso ocurra, tú y yo nos casaremos — sentenció decidido.
Por alguna razón, ella tuvo el presentimiento de que alguien los espiaba tras la puerta, como pudo, tomó un cuchillo de frutas que estaba sobre la pequeña mesa a su alcance y en un solo movimiento lo colocó en el cuello de su cuñado.
— ¡Aléjate de mí! ¡No quiero que te vuelvas a acercar a mí! — Replicó alterada — Tu no significas nada para mi, hace años que deje de tener sentimientos por ti. Mi esposo es el único hombre que amo, estoy muy enamorada de él y no pierdo las esperanzas que despierte — Afirmó amenazando con el cuchillo cerca de la yugular.
Molesto por lo que acababa de oír, Alfonzo inició el forcejeo para quitarle el cuchillo y gracias a su fuerza, logró voltear la situación. Asustada, Diana empezó a llorar pidiendo ayuda y haciendo un gran esfuerzo por liberarse. En ese momento, algunos de los miembros de la casa abrieron la puerta y la vieron llorando, con su cuñado sujetándola por la fuerza, mientras que en el suelo yacía el cuchillo lleno de sangre.
Sin embargo, el acontecimiento más importante dentro de esa habitación, pasó desapercibido por todos los presentes. Por primera vez desde que cayó en coma, Jack movió levemente su dedo índice.
Un trauma del pasadoPara entender mejor lo difícil que serían los acontecimientos que siguieron a esa frase debo contar algo de mi pasado, no es una historia fácil de decir pero creo que me hará bien desahogarme forma parte de las heridas que debo sanar y que de alguna manera me marcaron para siempre.Una tarde cuando iba de regreso a casa después del colegio fui abordada por un grupo de hombres en una camioneta blindada de color blanco las imágenes son tan claras que casi puedo sentir que lo estoy reviviendo tres de ellos me sujetaron por la fuerza y me obligaron a subir. Bruscamente mi amordazaron y me lanzaron al suelo de la camioneta el papel ahumado hacía imposible que cualquier persona pudiera ver lo que sucedía dentro de ese armazón de latón, recuerdo que colocaron cuerdas en mis tobillos muñecas y luego una capucha gruesa oscureció toda mi visión. — Quédate quieta niña si colaboras no va a pasarte nada nuestro problema no es contigo.Evidentemente No podía hablar entre el p
Frágil caballerosidad. Aún con muchas dudas bajé las escaleras dispuestas a enfrentar lo que me estaba esperando en el comedor. Había demasiado silencio en la casa, era obvio que el personal de servicio nuevamente nos había dejado a solas, tragué grueso e intenté sacar valor de lo más profundo de mi alma para no arrepentirme.Tras el arco que da entrada a el elegante salón comedor me encontré con una mesa divinamente dispuesta decorada con el mantel de seda, candelabros y arreglos en finas cristalería. Admito que era un deleite a la vista un detalle que habría dejado boquiabierta a más de una pero en mi caso lo único que consiguió fue acrecentar mi desconfianza. Jack permaneció sentado en la cabecera mirándome fijamente con ojos chispeantes, al parecer mi atuendo logró su cometido y lo impresionó más de la cuenta sin embargo mi rostro permaneció inerte aunque admito que en el fondo me gustó mucho su expresión al verme. — ¡Wow! Estás preciosa y mira que pensé que no se podía. Tenías
AcorraladaNo podía creer lo que acaba de escuchar, esa pregunta me helo la sangre, para una persona que no no haya estado en mi posición es difícil comprender el aluvión de emociones que se experimentan en circunstancias como esa. Su mirada reflejaba misterio al mismo tiempo que había un destello de picardía que no supe descifrar. A su lado me siento en la cuerda floja. — ¿Qué sucede, Te comieron la lengua los ratones? — dijo con gran cinismo.— Eres un miserable, quieres aprovecharte de la situación para tener alguna especie de favor sexual de mi parte nunca pensé que fueras tan asqueroso. — Cariño pero Que mente tan retorcida jamás me atrevería a tal cosa y si así fuera recuerda que no sería un favor más bien es tu deber como esposa cumplir con las acciones conyugales. Su mano se deslizó lentamente por mi pierna generándome un escalofrío y un picor tremendo en mi intimidad. Obviamente está jugando conmigo, quieres probarme seguramente la pieza que caeré de nuevo por lo que suced
AlternativasNo estoy segura que sea posible llegar a un acuerdo con ella es más pienso que está equivocada al pensar que ese hombre pueda tener sentimientos hacia mí en mi opinión lo que ha desarrollado es una obsesión y me ve más como un trofeo ni siquiera eso simplemente quiere demostrar que soy un juguete de su madre.— definitivamente negociar con él no creo que sea una alternativa, no tienes ni idea de la clase de persona que es y es mejor que no la tengas. — ¿Por qué dices eso? Estás tratando de decirme que corres algún peligro junto a esa persona. Sin darme cuenta hable demás lo menos que quería era preocuparla pero no pude evitarlo la información simplemente brotó de mi boca debe ser la extrema presión a la que soy sometida y esa necesidad de querer desahogarme pero lo mejor será no darle importancia y evitarle qué se imagine los peores escenarios.— No claro que no, es solo una forma de decir para mí también es un desconocido vamos a estar claro es mi esposo por un contrat
¿Que se supone debo hacer?Esa pregunta se instaló en mi cabeza desde que caí en cuenta lo complicado de mi situación acababa de heredar una empresa llena de deudas, cuyos acreedores querían hacer pedazos y con ello arrebatarme la posibilidad de una cura para mi hijo. Estaba al borde de la locura por más que pedí explicaciones nadie supo dármelas ¿Qué se supone debería ser? ¿Confrontar a mi esposo o quedarme de brazos cruzados? Porque aceptar sus condiciones era condenado a muerte a mis hijos y de ninguna manera iba a permitirlo. Confundida y con miles de preguntas similares a esa rondando mi cabeza opté por hacer lo único sensato que vino a mi mente: buscar a mi madre. Desde que me mudé a la mansión ella se había hecho cargo del pequeño Nick, lo cuidaba como nadie y esa era la única razón por la cual podía mantenerme lejos de él pero ya no aguantaba más no solo quería un consejo si no también un abrazo de mi hijo lo necesitaba sentía que era la única manera de recobrar el rumbo y m
En la sombraAl igual que Diana, Jack se encontraba muy afectado por la noche que pasaron juntos en su despacho caminaba de un lado a otro buscando excusas para ir a verla sin embargo su orgullo no le permitió hacerlo. Era un hecho notable que tenía fuertes sentimientos hacia su esposa, pero su deseo de venganza era más poderoso que todo eso. No podía perdonar les olvidó, es más no quería perdonarle su olvido. Por esa razón tan pronto como se quedó dormida la cargo para llevarla a su habitación del otro lado de la mansión no podía darse el lujo de despertar a su lado porque de hacerlo no tendría fuerzas para llevar a cabo su plan. Una fracción sumamente pequeña de su interior quería olvidarse del pasado y empezar algo distinto en el presente, disfrutar del hecho que ahora era su esposa que podía tenerla Cuando quisiera es más deseaba amarla con la misma devoción que lo había hecho en secreto durante años sin siquiera saber su nombre pero no no lo haría por la simple razón de que ell
Último capítulo