~Pov del Narrador~
Alisha conducía con una expresión dura y estoica, pero su interior era un torbellino de ansiedad y una ira helada. Tenía la oportunidad de tener frente a ella a los hombres que le habían causado tanto daño, especialmente a Helena.
Al llegar, la camioneta se detuvo frente a una enorme bodega rodeada de un bosque denso. Hombres corpulentos resguardaban la entrada.
Alisha frenó bruscamente el gran Roll-Royce negro y descendió del vehículo. Vestía un ajustado conjunto de corsé y pantalón de cuero, botas altas y un largo abrigo negro. En su mano, un b**e de béisbol de aluminio y una maleta negra.
—Señorita, no debería estar aquí —dijo uno de los hombres, bloqueando su camino.
Alisha se bajó las gafas de sol, revelando una mirada gélida y penetrante que hizo que el hombre sintiera un escalofrío.
—¿Y tú vas a impedírmelo? —inquirió, curvando los labios en una sonrisa de pura malicia.
Ignorando al hombre, avanzó hacia el interior de la bodega.
En el fondo de la nave,