~Pov de Cristopher~
Era un AUSTIN HEALEY 3000 MK3 BJ8, de un negro brillante que parecía absorber la luz. El color cereza del interior de cuero contrastaba con la carrocería, creando una imagen tan elegante como deportiva. Por el rostro de Helena caían lágrimas, y con una emoción desbordante, abrazó el auto como si fuera una persona.
—¡Park, te extrañé! —exclamó.
No pude evitar reír. Parecía una niña que, tras perder a su juguete favorito, lo había encontrado de nuevo. La pureza de su felicidad era contagiosa. Luego, con la misma emoción desbordante, se dirigió a los dos hombres y, tomando sus manos, les agradeció efusivamente.
—Díganle al tío Luke que muchas gracias. ¡Esto es mucho mejor de lo que imaginaba!
A continuación, con una energía que me dejó paralizado, empezó a inspeccionar cada parte del coche, dando pequeños saltos de alegría. Mientras yo la observaba, estático y con una sonrisa tonta en el rostro, ella se giró hacia mí.
—¿Qué te parece? —me preguntó.
Su mirada era