P.O.V Eros Han pasado varios días desde que mi hermana se fue de viaje de negocios. Debo admitir que ella es excelente en su trabajo; me dejó casi todo listo. El casting es mañana, así que he decidido adelantarlo un poco. Me siento algo decepcionado por no poder participar, pero primero está el negocio familiar. —Señor Eros, ya todo está listo para el casting de mañana —escucho la voz de la asistente de mi hermana, Katia. —Gracias, Katia. ¿Cuántas participantes hay este año? —le pregunto mientras reviso unos papeles. —Como ordenó la señorita Rossi. Primero será el turno de las mujeres mañana y, la siguiente semana, el de los hombres —me responde. —Perfecto. Entonces puedes marcharte, Katia. Nos vemos mañana en el casting —le digo. Escucho el sonido de sus tacones alejándose a medida que sale de la oficina. Dejo el documento que estaba revisando y pienso para mí mismo: "Mi hermana tuvo una gran idea al incluir más hombres este año. Esto nos permitirá expandirnos mucho más.”
P.O.V Adrien Observo cómo ese hombre está hablando nuevamente con Eileen. La frustración me embarga al ver que ella sabe que estoy aquí y continúa conversando con él. Cuando ella se va, él también lo hace. Decido seguirle rápidamente para alcanzarla, pero veo que entra al hotel y luego al elevador. Intento seguirla, pero las puertas se cierran antes de que pueda entrar. —¡Maldición! —los celos me consumen. Entonces, veo al señor Abadí acercándose a la recepción. Se me ocurre un plan y espero que él pueda ayudarme. Corro hacia él para alcanzarlo. —Señor Abadí —le llamo, deteniéndose de inmediato. —¿Señor Giordano? —me saluda, algo sorprendido. —¿Puedo pedirle un favor, señor Abadí? —le digo, notando que me mira con curiosidad. —Claro, ¿en qué puedo ayudarle? —Sé que no es conveniente pedir esto, pero ¿podría darme una copia de la tarjeta del cuarto de la señorita Eileen? —¿Por qué debería dársela? —me pregunta, con una expresión de desconfianza. —Le seré sincero,
El ambiente en la habitación se torna tenso y cargado de emociones. Mientras Adrien se acerca, no puedo evitar sentir una mezcla de confusión y desafío. —Sabes, existen calzoncillos para tu información —le digo, intentando mantener mi postura firme a pesar de la situación. —No creo necesitarlo esta noche —responde con una determinación que solo acentúa el desafío en el aire. Adrien se acerca aún más, con una mirada que mezcla enojo y una intensidad depredadora. Me observo en el espejo, dándome cuenta de la situación: él está completamente desnudo, y yo estoy en una posición en la que no tengo mucho margen para moverme. —Dime, ¿te gustó lo que te hizo él? —pregunta, su voz cargada de una tensión que no puedo ignorar. Decido aprovechar su confusión para jugar un poco más. —Y si te digo que sí, ¿qué harás? —le contesto, provocadora. Veo cómo aprieta la quijada y antes de que pueda reaccionar, Adrien me carga de manera inesperada. Coloca mis piernas alrededor de su cintura y
P.O.V. Christian Me alegra que Eileen esté lejos, porque así puedo hacer lo que quiera a mi antojo. Aunque tengo un poco de desconfianza hacia Giordano, sé que él anda detrás de Eileen y que ella, de alguna manera, le atrae. Además, pensé que tener a la hermana de Giordano podría ser una buena oportunidad, pero solo es una chica mimada, y la verdad, no estoy interesado en ese tipo. Solo traen berrinches y complicaciones. Llego a mi departamento, sintiéndome ansioso y frustrado. Necesito descargar mi energía, y ya sé con quién. Tomo mi teléfono y marco su número. Lo pongo en mi oído y escucho cómo entra la llamada. —Hola, mi papi —me contesta ella. —Hola, mi zorrita —respondo con una sonrisa descarada. —¿Me extrañas? —me pregunta. —Sí, en estos momentos tengo muchas ganas de ti. ¿Qué te parece si vienes a Mónaco y me haces una visita? Mi prometida no está, y, además, ella no me deja tocarla. —Mmm, creo que me acabas de convencer. Tenía previsto ir en unas semanas, per
P.O.V. Adrien Siento algo en mi rostro, una ligera cosquilla en la nariz. Me despierto, todavía medio inconsciente, y tomo lo que me está molestando, jalándolo suavemente. —¡Auch! Ese es mi cabello —escucho la voz de Eileen y abro los ojos de inmediato. Suelto el cabello que tenía en la mano y veo a Eileen girándose hacia mí. —Perdón —le digo, sin apartar la vista de su hermoso rostro, de sus ojos brillantes y sus labios tentadores. —Te ves tan hermosa —añado, mientras pongo mi mano en su mejilla y me acerco para besarla. Su sabor es dulce y embriagador. Nos besamos por un momento. Siento cómo la temperatura de mi cuerpo se eleva de nuevo. Coloco mi mano en su espalda y la acerco más a mí. Ella se separa ligeramente y un leve gemido escapa de su boca, haciéndome estremecer aún más. Intento besarla de nuevo, pero en ese instante comienza a timbrar un teléfono. Recuerdo que el mío no funciona, así que debe ser el de Eileen. Ella se aparta de mí, se sienta en el borde de
P.O.V Adrien ¿Qué demonios hace Citlali aquí? Y qué raro que el fotógrafo apareciera también el mismo día. Esto es muy extraño. Me da mucha rabia ver cómo ese fotógrafo la toca y la besa, y más aún que ella se va con él. Aunque sé que, por el momento, Eileen no va a querer hablar conmigo. Ellos se alejan mientras yo sigo absorto en mis pensamientos, al punto de olvidar todo lo demás. —Amor, ¿me estás escuchando? —me pregunta Citlali, sacándome de mi ensoñación. —¿Qué pasa? —le respondo, volviendo la mirada hacia ella. —Ahora me entra más la duda de que ella no es solo tu amiga y socia. Estoy segura de que hay algo más entre ustedes. —Citlali, por favor, no empieces. Ella y yo nos conocemos desde que éramos niños. Estuvimos juntos en las mismas escuelas hasta que yo me gradué, y luego cada uno tomó su rumbo. —Mmm, no sé si creerte. Pero cambiando de tema, ¿por qué no me contestabas las llamadas? De seguro fue por estar pendiente de tu amiga. —Se me cayó el teléfono
P.O.V. Adrien Después de la sesión de fotos, cuando Abadí nos informó que era el final, una sensación de tristeza me invadió. No podré estar cerca de Eileen, al menos no como quisiera. Pero debo hacer todo lo posible por decirle la verdad. Que es ella quien realmente me importa y que romperé el compromiso con Citlali. Decidido, me vestí para ir al club y poder hablar con Eileen. Me puse unos vaqueros oscuros, arreglé mi cabello como de costumbre, me calcé las botas y terminé de remangar las mangas de mi camisa. Estaba listo para salir. Citlali mencionó que iría de compras; dice que no tiene un vestido apropiado para la ocasión. Sinceramente, no entiendo cómo, si ya tiene tanta ropa, sigue comprando más. Supongo que es uno de esos misterios de las mujeres. Además, no quiero discutir con ella, porque la verdad no importa lo que se ponga ya no provoca nada en mí. Como anoche se puso a fingir que gritaba y gemía según por la razón que yo no quise tocarla. Se molesto conmigo
El agua caliente cae sobre mi piel, aliviando el cansancio. Cojo mi mini jabón y me lavo el cabello, luego el cuerpo. Me empiezo a sentir mejor cuando escucho pasos en el vestidor. Cierro la llave de la ducha, mi corazón late un poco más rápido mientras me pregunto quién está cerca.—Casandra, ¿puedes pasarme mi toalla, por favor? —grito para que me la alcance. La veo deslizar la toalla por encima de la puerta de cristal de la regadera. La tomo y empiezo a secarme el cabello, envolviendo mi cuerpo en la toalla antes de abrir la puerta.Camino hacia el banco donde dejé mi mochila. De repente, siento una mano en la parte descubierta de mi espalda.—¡Ya basta, Casandra! ¿Qué estás tramando? —digo mientras tomo la mano, notando la textura inusual. Al mirar, me doy cuenta de que no es Casandra, sino la mano de un hombre. El suelto rápidamente y me doy la vuelta, mis ojos se agrandan al ver a Adrien el chico mas atractivo de la escuela—. ¿Qué diablos estás haciendo aquí?Él me observa, sorp