[SANTIAGO]
La siento apoyada sobre mi torso mientras dibuja figuras sobre mi piel con su dedo índice; de está manera abro mis ojos para encontrarme con los suyos azules que se han vuelto la luz de mi vida. Me lanza una sonrisa sugerente y se muy bien que es lo que me propone.
— ¡Buenos días! — Le digo mientras que hago que su cuerpo quede debajo del mío y la besó entrelazando nuestras manos a cada lado de nuestros cuerpos.
— ¡Bueno días amor! — Me saluda.
Entre nosotros las palabras sobran en este momento porque nuestros cuerpos hablan por si solos, me necesita y yo a ella. Nuestras manos se deshacen de las pocas prendas que lleva puesto el otro y así quedamos de la manera que más nos gusta.
— Te amo tanto...— Pronuncia a mi oído mientras que la hago mía.
— Y yo a ti... — Susurro.
Nos