Me despierto y una punzada entre mis piernas me hace recordar la locura que ha pasado, pequeños fragmentos van llegando a mi mente haciéndome sonrojar.
Trato de moverme pero Daimon me tiene fuertemente pegada a su pecho mientras Dániel sujeta mi cadera pegandola a su dura erección.
Es increíble que ni siquiera estando profundamente dormidos logren tener sus manos lejos de mi cuerpo y yo la verdad me siento feliz y complacida de tenerlos cerca.
Me giro hasta quedar de espaldas en el colchon y ellos gruñen cuando me intento levantar, se ven tan tranquilos, nobles y manejables mientras duermen.
¡Son extremadamente guapos! ¡Tan parecidos pero a la vez tan distintos!
- ¿Amor... a donde vas? Ven a dormir - Me dice Daimon sin abrir los ojos para no perder el sueño
Su voz ronca y sexi me enciende y el recuerdo de sus embestidas contra la pared del baño hacen que el deseo regrese nuevamente.
Y ahí voy yo, atraída sin control como una polilla a la luz.
No puedo pensar con claridad, mi deseo