Dos días después de estar recluido en el hospital, al fin dan de alta a Román.
El hombre ya estaba por subirse en las paredes.
Al llegar a casa, fue recibido por Paloma, que estaba feliz de ver a su padre.
Aunque se asustó un poco cuando vio el estado de su rostro más que todo.
Los padres y hermana de Román y se han ido y la tensión entre todos ha disminuido.
—Me ayudarás a cuidar de papá, ¿cierto?
Ella asiente.
Román la mira con una sonrisa antes de inclinarse y dejar un beso en su cabeza.
Está acostado en la habitación principal y Paloma decidió acostarse a su lado.
—Te haré un pastel con Lola —anuncia.
—Eso está mejor —cuchichea Román.
Paloma salta de la cama animada y sale de la habitación como un rayo.
Una vez a solas, me acerco a Román y tomo asiento a su lado en la cama y ajusto las almohadas.
—Necesitas comer algo, tomar tus medicamentos para el dolor y descansar.
Tuerce el gesto.
—Ya he descansado lo suficiente.
—Pues, vas a seguir descansando hasta que el médico te recomie