Punto de vista de Clío
Alejé sus manos de mi rostro... no podía mirarlo a los ojos. Mi mente había entrado en una espiral y no podía detenerla.
Fátima.
Las fronteras.
Elena.
Los suministros.
Mi mente hacía listas de cosas que necesitaban ser resueltas... cosas que me mantendrían en marcha en ese momento. Si me detenía un segundo, temía desmoronarme bajo la pesada carga de culpa.
El hospital.
Los heridos.
Los muertos.
No... Elena...
Mis piernas temblaban aunque intentaba mantenerme erguida... pero ella estaba muerta... Elena estaba muerta.
¿Cómo me perdonarían alguna vez?
Debía haber algo... algo en esos cajones, en esa caja fuerte... en ese escritorio que me dijera hacia dónde había escapado Mercedes.
Quería matarla yo misma... no creía haber sentido nunca una ira tan mortal recorriendo mi cuerpo.
Ella necesitaba morir, y ahora.
—Clío... necesito que me mires. —su voz era como un faro llamándome a casa durante una aterradora tormenta en el mar. Me guiaba hacia él, todo lo que tenía que