Punto de vista de Jorge
Se sentía como la calma antes de la tormenta. Javier había pasado el día con una maldita sonrisa de suficiencia en la cara, una que tenía ganas de sacarle a golpes, porque decir que me estaba sacando de quicio sería quedarse corto.
Para cuando terminé con el entrenamiento y las obligaciones de la manada, ya era casi el anochecer. No había estado en la Casa del Alfa en todo el día, medio esperando que los Arancea llegaran temprano, medio esperando toparme con Clío antes de estar preparado. Me mantuve bien alejado ante la eventualidad de que tal cosa sucediera.
Al entrar en la Casa del Alfa, la vista ante mí era de energía frenética y desconcierto caótico.
Mamá había enredado a Callie en la preparación de la comida, lo cual, a juzgar por la mirada de Callie cuando entré, era la causa del ambiente nervioso en la cocina.
—¿Dónde has estado? —me espetó Callie mientras mamá se movía de su lado hacia la despensa en busca de algo más, murmurando una lista de ingrediente