—Está bien, papá, estoy bien. Mi poder parece funcionar de manera diferente al de mamá. —intenté tranquilizarlo.
—No importa, no puedes volver a hacer eso de nuevo, nunca debes ponerte en peligro así. Ni por mí, ni por nadie.
No respondí porque no quería hacer promesas que no podía cumplir. Ese don era nuevo para mí y tampoco lo entendía, pero no lo temía. Era un regalo, una bendición y lo usaría a mi manera. No me pondría deliberadamente al borde de la muerte, pero tampoco permitiría que las personas a las que amaba murieran sin necesidad.
—¿Qué querían los cazadores?
—Él no habló. —gruñó papá, moviendo la cabeza con fastidio.
—¿Él?
—Capturamos a uno. Javier lo ha estado interrogando, pero no dice ni una palabra.
Un fuerte golpe en la ventana desvió nuestra atención y ambos miramos a mi compañero, que seguía forcejeando para entrar.
—Déjalo entrar, no seas cruel. —suspiré, no me gustaba que Lucas estuviera siendo castigado por mi decisión.
—No estoy siendo cruel, ahora más que nunca q