Algo me perturbaba en la forma en que el doctor hablaba de la hija del Alfa, demasiado personal para mi gusto. Incluso la forma en que usaba su nombre... aún no me atrevía a decirlo... pero sí me atrevía a pensarlo. El protocolo dictaba que ella era la hija del Alfa y debía ser llamada como tal.
El Alfa Héctor terminó de mostrarme el hospital de la manada, antes de enseñarme el resto de las tierras, incluyendo las fronteras.
Por alguna razón, se me había permitido ver partes de la manada que sabía con certeza que otros visitantes solo podían soñar con ver.
Su hospitalidad no terminaba ahí, una vez de regreso en la Casa de Alfa, me encontré sentado en una reunión con Héctor, Javier y Jorge.
También estaba presente la Alfa Carla, sentada en su propio escritorio como la Luna de esta manada. La infame Manada Fantasma Oscuro distaba mucho de los rumores.
Javier y Jorge estaban discutiendo los cambios en la manada mientras estuvieron fuera. El mayor cambio, que incluso a mí me sorprendió, er