Punto de Vista de Héctor
Qué pesadilla había sido enviar esa invitación. Apenas estaba recuperando terreno con Carla, ganándome su confianza de nuevo cuando esa maldita invitación apareció sobre mi escritorio.
Pero ya no podía ignorarla.
Tomás debía saber que al enviarme esto estaría manejando directamente hacia él, y tenía suerte de que viniera solo y no con mis guerreros.
No había querido dejar a Carla de esa manera, pero sabía que ya habría regresado a la fiesta donde al menos podría disfrutar las celebraciones.
Había mantenido el pie aplastado sobre el acelerador desde el momento en que dejé los terrenos de la manada. No tenía ni un segundo que perder.
Aunque la ceremonia que se avecinaba estuviera aún a quince días, no podía permitir que siguiera adelante sin verla por mí mismo. Necesitaba confirmar con mis propios ojos que ella quería esto, que no solo estaba siguiendo la corriente porque desconocía que podía elegir, que podía tener una vida diferente si la deseaba.
Tomás era un