Capitulo 38. Parte 4
Antonella:
A la hora del recreo, todos mis niños corren hacia el patio, y yo hago lo mismo, pero rumbo a la pequeña cafetería en busca de un jugo para mi amiga. Como de costumbre, antes de dirigirme a la oficina de Cinnia, reviso mi celular esperando algún mensaje de Diego. Sin embargo, no hay nada y sigo mi camino.
Abro la puerta sigilosamente y la encuentro sentada tras su escritorio, concentrada en la pantalla de su computador. Se distrae al verme entrar con el vaso en la mano.
—¡An! —exclama—. ¿Es para mí?
—¡Hola, cuñada! —saludo, entregándole el vaso.
—Ay, por Dios, con Enzo nos besamos una vez y ya me dices cuñada —comenta mientras bebe del jugo.
«¿No recuerda que la vi esta mañana con mi hermano?» pienso.
—¿Los besos de esta mañana no cuentan? —cuestiono, antes de notar sus muecas.
—Sí, olvidé tu presencia por la mañana…
—¿Y?
—¡Está bien! —exclama, con el rostro iluminado—. Han pasado cosas con Enzo.
—¡Lo sabía! —digo, emocionada.
—Es que, amiga, me cuesta hablarte de estas cos