Podía imaginarme a Juana diciendo esas cosas. Con su actitud descarada, era completamente plausible.
Le pregunté a Hugo.
—¿Y cómo respondías a eso?
—Amor, tenía miedo… Pero debo admitir que había algo de emoción en la aventura. Sentía culpa, especialmente porque tú estabas embarazada y el médico nos recomendó no tener relaciones. Me sentía aliviado de no tener que enfrentarme a esa situación.
Agradecí internamente no haber tenido intimidad con él durante ese tiempo. Pensar en la posibilidad de que me hubiera besado o tocado después de estar con ella me repugnaba.
¡Por suerte, después de eso, tampoco lo hicimos ni una sola vez!
—Juana solía acurrucarse en mis brazos y mirarme a los ojos. En esos momentos, me recordaba la noche en que te pedí que te casaras conmigo. En tus ojos veía la misma ternura y amor. Me sentía culpable, pero también tenía una sensación de conquista, como si hubiera conquistado a dos mujeres a la vez. Sabía que había traicionado nuestro matrimonio, mi promesa y a t