Elena tragó saliva, sintiendo la intensidad de la mirada de Alejandro clavada en ella. Sabía que lo que estaba a punto de decir era delicado. Pero también sabía que Alejandro merecía conocer la verdad.
—Camila Villalba tiene muchos cargos de conciencia —empezó a decir con cautela–En sus momentos lúcidos, los recuerdos que llegan a su memoria la hacen sentir demasiada culpa. Lo bueno de eso es que, esa culpa, la hace hablar.
Alejandro frunció el ceño, tensando la mandíbula
—Dime exactamente qué recordó en relación a mi madre. Sus cargos de conciencia me tienen sin cuidado. –dijo oscureciendo un poco la mirada. -¿Qué es lo que ella sabe?
Elena respiró hondo y trató de responder, midiendo sus palabras.
—Creo que debemos entrar, sentarnos y conversar bien. Hay muchas cosas que debo decirte.
Alejandro retiró las manos de la cintura de Elena y se apartó, permitiéndole pasar delante de él al interior del apartamento. Él la guió hasta la amplia sala. Ella se sentó, estaba calmada, pero notó