- María Lua ni siquiera sabe dónde está la cocina en nuestra casa. - Hizo ademán de decir.
- Pues que sepas que he cocinado platos muy ricos. - Presumí, en una hermosa mentira.
- ¿Dónde? - Theo se rió mientras se servía un trozo de tarta.
- En casa de Robin -mentí de nuevo. - Tenía... Una cocina. E incluso... Sartenes.
Ambos empezaron a reírse y eso no me gustó. Pero encerrarme en mí mismo estaba fuera de cuestión. Para no enfadarme, comí un poco más de tarta de cacahuete. Los dulces eran buenos para mí. Y me animaban.
Al tercer trozo, empecé a sentirme mal. Aparté el plato y me quedó un poco de tarta.
- Espero... Espero que te haya gustado -dijo Málica con simpatía.
- Me gustó. Me gustó tanto que me harté. No creo que vuelva a comer tarta de cacahuete.