- ¿Soy yo o nadie aguanta mucho? - me susurró Theo libertinamente al oído. - Oí que "yo" era demasiado rápido.
- ¡No es culpa mía que hayas tardado nueve años en follarme! - intenté justificarme mientras me reía.
Theo cerró la compuerta de la ducha y siguió abrazándome con fuerza mientras caminaba hacia la salida de la ducha, sin cambiar la posición en la que estábamos.
- Oye... ¿Adónde vamos a ir así empapados? - pregunté, todavía agarrada a él con fuerza.
- A mi cama, cielo.
- ¿Me vas a esposar?
- Tal vez... Si te portas bien -se burló.
Me reí:
- Aquí el que se porta bien eres tú.
- ¿Crees que me porto bien? Pues voy a demostrarte que puedo comportarme en todas partes menos en la cama. Especialmente con la mujer que he a