- ¿Theo? ¿Qué haces aquí? - Fingí que Theo me pillaba en el baño.
Me temblaba la voz, porque acababa de llegar y había sido tan idiota como para llamar a Dimi Theo en el acto.
- ¿Qué coño hace Theo en el baño contigo? Joder, ¿no llama a tu puerta? - Dimi estaba confuso y furioso.
- Voy a arreglarlo con el gilipollas de mi hermano. Hasta luego, Dimi.
Terminé la llamada y sentí que mi corazón latía con fuerza... Tan fuerte como la puerta de la habitación de Theo. Me levanté, me bajé el vestido y salí del baño rápidamente, preocupada.
Abrí la puerta y sólo vi la habitación de Theo abierta. Entré y no había nadie. Sólo la puerta llena de cicatrices... Toda la habitación en penumbra... La cama deshecha... Y un par de esposas atadas a la cabecera.