- ¿No? - Quiso ser firme, pero salió como una pregunta.
- Sé que me ocultas algo.
- No... No te lo oculto.
- Por muy centrada que esté en Heitor, sigo siendo tu madre... Y una amiga.
- No es nada importante... Asunto mío -insistí en la mentira, sonriendo.
Ella me besó la frente:
- Si necesitas hablar, no importa el día ni la hora, estaré a tu lado.
- Te quiero.
- Yo también te quiero.
Babi se fue y yo suspiré. El mundo se me venía encima, pero por fin estaba en mi casa, mi hogar, el lugar que siempre había considerado perfecto y por eso nunca había querido usar el piso que había conseguido años atrás.
Entré en el dormitorio y sonreí al ver mi rinconcito, exactamente como lo había dejado. Era casi del tamaño de todo el piso de Theo. Cuando llegué al armario, cerr&