- Claro que lo juraba.
Recordé lo mucho que le gustaba a Theo que Malica cocinara:
- ¿Podría tu mujer enseñarme a hacer este pollo? Puedo pagar, ¡por supuesto!
- No tienes por qué pagar. - Volvió a reírse. - A Madalena le encantaría enseñarle.
- ¿Podemos concertar una cita entonces?
- Tan pronto como quiera. Trabajo en días alternos. Hago turnos de 24 horas.
- ¿Trabaja 24 horas seguidas? Eso es... Eso es horrible. Lo siento mucho. Deberías denunciarlo. Puedo ayudarte a hacerlo. Puede que no lo entiendas muy bien, Greg, pero lo que te están haciendo se llama "trabajo esclavo". Lo siento y te ayudaré, te lo prometo.
Se rió:
- No es trabajo esclavo. Me gusta lo que hago y aquí me pagan bien. Trabajo un día y descanso dos.
- No es justo, Greg.
El gran gato saltó, puso sus patas en