- Que me echarían mucho de menos... Y se suicidarían. Así que decidí llevarme una maleta menos de ropa y dos de zapatos.
Suspiró:
- Vas a arruinar la tranquilidad de Theo. Me lo imagino volviendo a casa contigo bajo el brazo.
- ¿Quieres que lo traiga de vuelta, papá? Puedo hacerlo, si quieres.
- Estoy bromeando, María Lua. Sabes que tienes que seguir las reglas de su casa, ¿no? Vas a ser una invitada.
- Te prometo que haré todo lo que él diga, papá. Y me portaré bien.
- Tu madre me dijo una vez que no sabías comportarte. Y creo que has sacado lo mejor de ella.
Sonreí:
- ¿Sabes que mentalmente le agradecí a Dios que ustedes dos me hubieran aceptado como su hija?
Se acercó y me abrazó con fuerza:
- Fuiste la primera niña que tuve en mis brazos... en mi vida.
- Lo siento,