Capítulo 42 - No te tomes atribuciones

¿Se habrá molestado por estar aquí? Rayos, irá a poner el grito en el cielo al ver su casa. Así se enoje, él lo necesita.

—¿Te molesta? —sentí una punzada en el pecho.

—Para nada, no pienses cosas erradas, tu auto sigue en mi casa desde el mediodía, por un momento me imaginé que me lo ibas a devolver.

Me imagino que estaba más vigilada que la primera dama, aunque Cebolla se portó muy colaborador y por como mi amigo ha actuado puedo jurar que Raúl le coqueteó, aunque Cebolla no tenía pinta de gustarle los hombres, lo he visto con mujeres, en Santa Marta disfrutó.

—¿Puedo quedarme? —escuché su risa.

—Prométeme que dormirás en mi cama.

Sentí cosquillas en ese lugar íntimo. Recordé una vez más mi reunión de grado, confieso que no logro apartar ese pensamiento.

—Concedido. Se me pasó el tiempo hablando con Inés.

La nombrada me miraba y mis amigos ya subían las escaleras.

—Llego sobre las seis de la tarde o un poco más tarde, Verónica. No te vayas de la casa, ¿lo prometes?

Hablaba muy bajo,
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